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Del “labor compliance” a la preferencia por las buenas prácticas laborales

Por Felipe Gamboa Lozada, Asociado de Miranda & Amado.

El Concurso de Buenas Prácticas Laborales del Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE) y la inclusión de un anexo laboral en los Reportes de Sostenibilidad Corporativa de las empresas bajo supervisión de la Superintendencia de Mercado de Valores (SMV) evidencian un cambio en la aproximación que se tiene a los asuntos laborales en la empresa.

 

El cambio

Tradicionalmente, el cumplimiento de las normas laborales ha sido gestionado por las gerencias legales y de recursos humanos como una estrategia para evitar o mitigar contingencias. Por ejemplo, para reducir el riesgo de una multa tras una posible inspección de la Superintendencia Nacional de Fiscalización Laboral (SUNAFIL), las empresas han implementado manuales laborales o capacitaciones sobre las obligaciones del empleador e inclusive auditorías internas. Casos recurrentes son las evaluaciones del sistema de contratación de terceros o de los contratos temporales en la empresa. Todas estas medidas responden a una visión de las normas laborales como un piso mínimo infranqueable, y, en este contexto, el “labor compliance” ha buscado asegurar que las acciones del empleador no ingresen al terreno de la ilegalidad precisamente por incumplir ese piso mínimo.

Recientemente, la presión por la atracción de talento y el acceso a mayores mercados ha incentivado a las empresas peruanas a adoptar medidas adicionales (por encima de aquellas establecidas en las normas laborales). Por ejemplo, la implementación de programas innovadores de inclusión laboral de personas con discapacidad, o de políticas de trabajo flexible para madres trabajadoras o de planes especiales de capacitación y desarrollo son solo algunas de estas acciones que responden a una “visión finalista” de las normas laborales. El “labor compliance” ya no es suficiente. En esta visión finalista, las normas laborales no son únicamente un piso mínimo infranqueable, sino que es el concepto de trabajo decente el que aparece como un objetivo programático o guía para orientar las acciones laborales al interior de la empresa.

 

El Concurso de Buenas Prácticas Laborales y el Reporte de Sostenibilidad Corporativa

El MTPE ha lanzado la sétima edición del Concurso de Buenas Prácticas Laborales. Desde el 2010, ya son 107 las prácticas empresariales que han sido reconocidas como ejemplos de responsabilidad social empresarial en materia laboral y que, de acuerdo a los Lineamientos del MTPE, constituyen modelos en la defensa, el respeto y la promoción de los derechos fundamentales de los trabajadores. El reconocimiento a las buenas prácticas laborales incentiva a las empresas a adoptar medidas proactivas -más allá del cumplimento de la normativa laboral- que repercuten positivamente no solo en sus trabajadores sino también en su reputación laboral como empleadores. La reputación del empleador es un activo esencial no solo frente a los propios trabajadores, sino también y cada vez más frente a clientes, consumidores, autoridades laborales y sociedad civil en general. Las empresas pueden postular hasta el 31 de julio de 2017 sus mejores prácticas en diferentes categorías como igualdad de oportunidades sin discriminación, promoción y respeto a la libertad sindical, promoción del equilibrio trabajo-familia, entre otras.

En similar dirección, desde este año las Memorias Anuales que presentan las empresas bajo la supervisión de la SMV deben incluir un Reporte de Sostenibilidad Corporativa. Este reporte contempla un significativo componente laboral, por el cual se requiere a las empresas explicar si cuentan con una política sobre los principios y los derechos fundamentales en el trabajo, si realizan encuestas o evaluaciones de clima laboral, si tienen planes de capacitación o desarrollo para sus trabajadores, y si llevan un registro de accidentes laborales. Ciertamente, las empresas que cuenten con tales documentos o herramientas de gestión tendrán una ventaja comparativa que puede facilitarles la retención de trabajadores clave. Nuevamente, podemos apreciar que la aproximación a los asuntos laborales excede la visión tradicional focalizada en el cumplimiento normativo para la mitigación de contingencias.

 

Las implicancias

Aunque este artículo no busca brindar una respuesta definitiva, algunas implicancias que trae consigo el tránsito del “labor compliance” a la preferencia por la adopción de buenas prácticas laborales son las siguientes: en primer lugar, este cambio conlleva pasar de la gestión de contingencias a la priorización de la sostenibilidad del factor humano en la organización, lo cual impacta en las funciones y roles de las gerencias legales y de recursos humanos. En segundo lugar y en línea con lo anterior, el tránsito conlleva una redefinición de las estrategias laborales para atraer y retener talento, favoreciendo las prácticas que propicien que los trabajadores se sientan orgullosos e identificados con la empresa. Finalmente, el pasar del “labor compliance” a la preferencia por la adopción de buenas prácticas laborales incide en la manera de gestionar la reputación del empleador y mejorar la percepción que sobre la empresa tienen los trabajadores, consumidores y autoridades laborales. Estas implicancias son un llamado a las empresas a ser más proactivas en la fijación de estándares en el trabajo.

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